Cononce A Chad

Recuerdo mi primer encuentro real con Dios; fui salvo mientras estaba en un campamento de la iglesia cuando era un adolescente y regrese a mi casa radicalmente cambiado.

Qué poco sabía yo que ese encuentro y otro reavivamiento, serian la gracia salvadora para los retos que vendrían después.

Crecer con un padre que tenía sus propias visiones y sueños de como un hijo debería ser, no fue fácil; me sentía corto en sus expectativas y no lo suficientemente bueno para él.

Después de que mi madre murió de cáncer, todo lo que quedo fue una devastadora y rota relación entre mi padre y yo. Diez años después, mi padre aun enojado, desilusionado y sin poder enfrentar las problemas, se quitó la vida. Días después, supe que mi padre estaba furioso con Dios por permitir que su esposa muriera y que estaba enojado conmigo por lo que había pasado. 

A pesar de todo, Dios estaba con migo para confortarme, sanar mi roto corazón y guiar mis pasos.

Me di cuenta que, aunque mi vida no resultaría de la manera en la que mi padre natural hubiera querido, mi Padre en el Cielo tenía un poderoso plan para mí. Lo único que el necesitaba El de mi, era dar el paso de fe y cumplir con su llamado divino.

Verdaderamente creo que "la fe siempre produce movimiento", es la razón por la que ayudar a cientos de miles de jóvenes a vivir este principio, descubrir sus sueños y realizar el llamado en sus vidas; es el trabajo de mi vida.

Han pasado 20 años desde que experimenté ese aplastador aire del suicidio de mi padre. Desde ese momento y a través de la maravillosa gracia de Dios, he sido empoderado a usar mi experiencia para comunicar la verdad de Su palabra y la abundancia de Su amor.

Es mi gran deseo alcanzar a los jóvenes adultos que están al borde de quitarse la vida y buscar la manera de detener el dolor y el escape a los retos de la vida.

Al compartir entusiásticamente el poder de Jesus por todo el mudo; mi ministerio combina ejemplos relevantes, humorísticos, multiculturales y temas de importancia con la palabra de Dios para empoderar a la juventud a cambiar su mundo. Y sobre todo, ¡que sepan que sus vidas son dignas de vivir!

¡Me encantaría compartir el mensaje que Dios me ha dado contigo!


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